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jueves, 30 de mayo de 2013

Constructivismo y evaluación educativa. ¿Qué es evaluar en el proceso de enseñanza y aprendizaje?

Constructivismo y evaluación educativa.
¿Qué es evaluar en el proceso de enseñanza y aprendizaje?
Cuando hablamos del concepto de evaluación inmediatamente lo asociamos con la tarea de realizar mediciones sobre la importancia de las características de un objeto, hecho o situación particular. La evaluación incluye actividades de estimación cualitativa o cuantitativa, los cuales se consideran imprescindibles que al mismo tiempo involucra otros factores de mayor trascendencia y que en cierto modo la define.
Evaluar implica seis aspectos centrales:
1.    La demarcación del objeto o situación que se ha de evaluar: identificación de los objetos de evaluación.
2.    El uso de determinados criterios para orientar la evaluación y de indicadores para realizarlo.
3.    Una cierta sistematización mínima necesaria para la obtención de la información.
4.    Construir una representación lo más fidedigna del objeto de evaluación.
5.    La emisión de juicios, la toma de decisiones.
Desde el constructivismo la evaluación debe realizarse tomando en cuenta no solo el aprendizaje de los alumnos sino también las actividades de enseñanza del docente y su relación con dichos aprendizajes.
La función pedagógica tiene que ver directamente con la comprensión, regulación y mejora de la situación de enseñanza y aprendizaje. En este sentido se evalúa para obtener información que permite en un momento determinado saber que sucede con el aprendizaje de los alumnos y con las estrategias de enseñanza asociadas a este,  para que en ambos casos, pueda hacerse mejoras y ajustes necesarios. Puede decirse que la función pedagógica se integra al proceso de enseñanza como una genuina evaluación continua.
Las prácticas evaluativas que se llevan a cabo en las aulas no siempre se recuperan la función pedagógica de la evaluación de los aprendizajes porque se tiende a enfatizar la llamada función social.
La función social se refiere a los usos que se le dan más allá de la situación de enseñanza y aprendizaje.
Sin la función pedagógica de la evaluación del proceso de enseñanza y aprendizaje no sería posible realizar los ajustes que en un momento determinado se consideran necesarios para el logro de las metas educativas, ni se podría saber si se ha logrado el éxito deseado.
La educación es una actividad social y socializadora, y por ende, sus metas son por naturaleza sociales. En este sentido, la evaluación cumple su función social al acreditar o certificar ante la sociedad y comunidad cultural si los educandos han conseguidos determinados logros académicos, competencias o capacidades que los preparen para acceder a la cultura y ser miembros de ella, así como para ejercer determinadas prácticas o asumir ciertos roles dentro de la misma.
Como señala Coll y Onrubia (1999), ambas funciones pueden considerarse en principio como compatibles en tanto que respondan a momentos diferentes en el proceso educativo. La función pedagógica es fundamental mientras ocurre el proceso (antes, durante  y después del mismo) y la función social tiene pleno sentido cuando el proceso tiene su fin y el alumno cumple un ciclo o se inserta en un contexto laboral.

Características y directrices para una evaluación constructivista.
Si se desea promover modificaciones en la manera de enseñar y aprender, es necesario aparejar una serie de cambios en la evaluación escolar. En la que sigue presentamos una propuesta desde el marco constructivista para fundamentar ese posible cambio en la conceptualización de la evaluación (Coll y Matín, 1993; Coll y Onrubia, 1999;Esquivel, 2009; Marchesi y Martín, 1998).
Ø  Hacer énfasis en la evaluación del proceso de aprendizaje.
Ø  Evaluar la significatividad de los aprendizajes.
Ø  La funcionalidad de los aprendizajes como indicador potente del grado de significatividad de los aprendizajes.
Ø  La consideración de la asunción progresiva del control y responsabilidad lograda por el alumno.
Ø  Evaluación y regulación de la enseñanza.
Ø  Evaluar aprendizajes contextualizados.
Ø  La autoevaluación del alumno.
Ø  Evaluación diferencial de los contenidos de aprendizaje.
Ø  Coherencia entre las situaciones de avaluación y el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Tipos de evaluación
Existen diversas propuestas de clasificación de la evaluación del proceso de enseñanza y aprendizaje. La clasificación que distingue a los tipos de evaluación por el momento en que son introducidos en un determinado episodio, proceso o cielo educativo. Estas tres clases de evaluación son las llamadas: diagnóstica, formativa y sumativa.
Evaluación diagnóstica, es aquella que se realiza previamente al desarrollo de un proceso educativo, cualquiera que este sea. También se ha llamado evaluación predictiva.
Cuando se trata de hacer una evaluación de inicio a un grupo o a un colectivo se le suele denominar prognosis, y cuando es específica y diferenciada para cada alumno lo más correcto es llamarla diagnosis (Jorba y Casellas, 1997). La evaluación diagnostica también puede ser de dos tipos: inicial y puntual (Rosales, 1991).
Los contratos didácticos de evaluación
Un contrato didáctico es un “porta texto” que expresa la toma de acuerdos y compromisos por escrito sobre los objetivos, contenidos, criterios y responsabilidades que se observarán por los alumnos firmantes y los profesores en una secuencia o proceso didáctico determinado.
Los contratos pueden elaborarse, según se requiere, entre los alumnos del grupo clase, en situaciones de pequeños grupos (aprendizaje colaborativo) o en forma individual. Se le suele utilizar en momentos iniciales de secuencias didácticas, o bien después de surgir una necesidad (la constatación de que algo no funciona) que implique la mejora del desempeño individual, de un grupo pequeño o de la clase completa, o bien hasta para apoyar la optimización de la organización de una clase.
Se recomienda que la propuesta y la redacción del formato incluyan las partes involucradas, aunque generalmente es el profesor quien coordina el proceso. El contrato no necesariamente debe entenderse como algo inmutable, puesto que si alguno de los involucrados lo considera necesario podrá mejorarse hasta elaborar una nueva versión.


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