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viernes, 25 de enero de 2013

1.1 La función mediadora del docente y la intervención educativa


1.1   El rol del docente y la naturaleza interpersonal del aprendizaje.
Hoy en día, nosotros como docentes estamos enfrentado un gran reto en nuestra labor, la de mejorar o cambiar nuestra práctica docente, de una forma que sea novedosa, que sea atractiva, sobre todo que responda  a las necesidades que se está viviendo en nuestra sociedad, ya que no es suficiente que actuemos como simples transmisores de conocimientos o facilitador del aprendizaje sino que se requiere que seamos mediadores entre los alumnos y el conocimiento, proporcionándoles la ayuda necesaria a sus necesidades, de igual forma se requiere que actuemos como investigadores, constructores de conocimientos, etc. que a través de nuestra labor se favorezcan y se desarrollen las habilidades, las destrezas, las actitudes, los valores para que en un futuro lograr que los alumnos sean autónomos, que aprenda a aprender, que ellos se interesen por aprender y de desarrollar sus competencias.
La concepción de lo que implica aprender requiere un replanteamiento desde una teoría social del aprendizaje, donde el acto de aprender se concibe como un acto de participación social en una comunidad educativa. El aprendizaje implica tanto la construcción como el “aprender a hacer” a través de la práctica, la generación de una identidad y la afiliación a una determinada comunidad (Wenger, 2001).
De igual manera, es difícil llegar a un consenso acerca de cuáles son los conocimientos y habilidades que un “buen profesor” debe poseer, ello depende de la opción teórica y pedagógica que se haya adoptado, así como de la visión filosófica y de los valores y fines de la educación con los que se asuma un compromiso.  Los docentes también tenemos que ir desarrollando nuestras competencias para lograr favorecer el aprendizaje y las competencias en nuestros alumnos, según Cooper 1999, algunas áreas generales de competencia docente que sean congruente con la idea de que el profesor apoya al alumno a construir el conocimiento, a crecentar como persona y a ubicarse como actor critico de su entorno. Dichas áreas de competencias son las siguientes:
1.    conocimiento teórico suficiente profundo y pertinente acerca del aprendizaje, el desarrollo y el comportamiento humano.
2.    Despliegue de valores y actitudes que fomenten el aprendizaje y las relaciones humanas genuinas.
3.    Dominio de contenidos o materias que enseña.
4.    Control de estrategias que faciliten el aprendizaje del alumno y lo hacen motivarte.
5.    Conocimiento personal practico sobre la enseñanza.
Los cinco puntos mencionados, es decir, las áreas de competencias, son de gran importancia tenerlos en cuenta y que trabajemos en lo que nos hace falta, para tratar de tener un dominio adecuado sobre ellas, y  de esa manera lograr un mejor resultado en nuestra labor dentro del aula. Debemos reflexionar acerca de aquellos elementos que le hacen falta a nuestra labor docente y así desarrollarlo al ponerlo en práctica  todos los días.
Se puede hablar de muchos modelos educativos sin embargo mientras nosotros los docentes sigamos haciendo solamente lo que sabemos y no lo que se debe hacer, posiblemente no habrá buenos resultados, es necesario investigar, que exista una motivación y un gusto por hacer lo que hacemos, y encontrar una motivación por nosotros mismos día a día.
1.1   Representación y pensamiento didáctico del profesor: su influencia en el aprendizaje.
En opinión de Coll y Miras (1990:297) menciona, “, si queremos comprender por qué el profesor y los alumnos interactúan de una manera determinada y se comportan como lo hacen en sus intercambios comunicativos, hemos de atender no sólo a sus comportamientos manifiestos y observables, sino también a las cogniciones asociadas a los mismos”.
El trabajo dentro del aula, es de gran importancia, ya que como docentes demostramos actitudes que sin darnos cuenta los imita nuestros alumnos., puesto que para ellos somos personas en los cuales confían, en los cuales representan alguien importante que en ocasiones mantienen una admiración hacia nuestra persona, que en la mayoría de las veces resultamos ser los modelos para ellos, a si que si en ocasiones nos preguntamos porque nuestros alumnos se comportan de determinada manera, es porque precisamente nosotros los miramos así, a la medida que nosotros le demos la confianza a ser como son a demostrar sus capacidades ellos se irán socializando, se irán involucrando en sus aprendizajes.
“Los profesores no parecen seguir para planificar su trabajo el modelo racional que normalmente se prescribe en los esquemas de formación y en la planificación del currículum”(Sancho, 1990: 101). En la mayoría de los casos los maestros no guían su trabajo en función de unos objetivos específicos y rígidos, si no que toman en cuenta las características de sus alumnos, el contexto en donde se encuentran, para ir adaptando de acuerdo a las necesidades que se vayan presentando durante el trabajo cotidiano.
 “Se sostiene que el conocimiento (y cuestionamiento) del pensamiento didáctico del profesor es un elemento insoslayable cuando se aborda un proceso de formación docente, es más diversos autores (Gil, Carrascossa, Furió, y Martínez-Torregrosa, 1991; Díaz Barriga, 2002; Monroy y Díaz, 2003) lo articulan dentro de las que consideran tesis centrales de un programa de formación de profesores”, puesto que:
1.    Los profesores tienen ideas, creencias, comportamiento y actitudes sobre los que hay que conectar cualquier actividad de formación.
2.    Muchas de esas creencias y comportamientos sobre la enseñanza son críticos, y conforman una docencia de sentido común, que representa una resistencia fuerte al cambio y se convierte en un obstáculo para la innovación de la enseñanza.
3.    Dicha problemática solo es superable,  como sostendremos más adelante, si se realizara un trabajo docente colectivo, reflexivo e innovador.
Otro aspecto a considerar para comprender la tarea docente consiste en ubicar la etapa formativa en que se encuentra el docente y su grado de experiencia en el campo de la docencia.
Lo que es importante considerar es que  a medida que vamos teniendo contacto con nuestros alumnos y con la experiencia en el trabajo docente, en el día a día, se vuelve más entendible nuestra labor y mejora en muchos aspectos.
El gran reto del docente consiste en saber cómo tener en cuenta esos aspectos tan importantes y mejorarlos de manera positiva y buscar alternativas para mejorar la práctica educativa. 

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