1.1
El rol del docente y la naturaleza interpersonal
del aprendizaje.
Hoy en día, nosotros como docentes estamos enfrentado un gran reto en
nuestra labor, la de mejorar o cambiar nuestra práctica docente, de una forma
que sea novedosa, que sea atractiva, sobre todo que responda a las necesidades que se está viviendo en nuestra
sociedad, ya que no es suficiente que actuemos como simples transmisores de
conocimientos o facilitador del aprendizaje sino que se requiere que seamos
mediadores entre los alumnos y el conocimiento, proporcionándoles la ayuda
necesaria a sus necesidades, de igual forma se requiere que actuemos como investigadores,
constructores de conocimientos, etc. que a través de nuestra labor se
favorezcan y se desarrollen las habilidades, las destrezas, las actitudes, los
valores para que en un futuro lograr que los alumnos sean autónomos, que
aprenda a aprender, que ellos se interesen por aprender y de desarrollar sus
competencias.
La concepción de lo que implica aprender requiere un replanteamiento
desde una teoría social del aprendizaje, donde el acto de aprender se concibe
como un acto de participación social en una comunidad educativa. El aprendizaje
implica tanto la construcción como el “aprender a hacer” a través de la
práctica, la generación de una identidad y la afiliación a una determinada
comunidad (Wenger, 2001).
De igual manera, es difícil llegar a un consenso acerca de cuáles son
los conocimientos y habilidades que un “buen profesor” debe poseer, ello
depende de la opción teórica y pedagógica que se haya adoptado, así como de la
visión filosófica y de los valores y fines de la educación con los que se asuma
un compromiso. Los docentes también
tenemos que ir desarrollando nuestras competencias para lograr favorecer el
aprendizaje y las competencias en nuestros alumnos, según Cooper 1999, algunas
áreas generales de competencia docente que sean congruente con la idea de que
el profesor apoya al alumno a construir el conocimiento, a crecentar como
persona y a ubicarse como actor critico de su entorno. Dichas áreas de
competencias son las siguientes:
1. conocimiento teórico
suficiente profundo y pertinente acerca del aprendizaje, el desarrollo y el
comportamiento humano.
2. Despliegue de valores y
actitudes que fomenten el aprendizaje y las relaciones humanas genuinas.
3. Dominio de contenidos o materias
que enseña.
4. Control de estrategias que
faciliten el aprendizaje del alumno y lo hacen motivarte.
5. Conocimiento personal
practico sobre la enseñanza.
Los cinco puntos mencionados, es decir, las áreas de competencias, son
de gran importancia tenerlos en cuenta y que trabajemos en lo que nos hace
falta, para tratar de tener un dominio adecuado sobre ellas, y de esa manera lograr un mejor resultado en
nuestra labor dentro del aula. Debemos reflexionar acerca de aquellos elementos
que le hacen falta a nuestra labor docente y así desarrollarlo al ponerlo en
práctica todos los días.
Se puede hablar de muchos modelos
educativos sin embargo mientras nosotros los docentes sigamos haciendo
solamente lo que sabemos y no lo que se debe hacer, posiblemente no habrá buenos
resultados, es necesario investigar, que exista una motivación y un gusto por
hacer lo que hacemos, y encontrar una motivación por nosotros mismos día a día.
1.1 Representación
y pensamiento didáctico del profesor: su influencia en el aprendizaje.
En opinión de Coll y Miras (1990:297) menciona, “, si queremos
comprender por qué el profesor y los alumnos interactúan de una manera
determinada y se comportan como lo hacen en sus intercambios comunicativos,
hemos de atender no sólo a sus comportamientos manifiestos y observables, sino
también a las cogniciones asociadas a los mismos”.
El trabajo dentro del aula, es de gran importancia, ya que como
docentes demostramos actitudes que sin darnos cuenta los imita nuestros
alumnos., puesto que para ellos somos personas en los cuales confían, en los
cuales representan alguien importante que en ocasiones mantienen una admiración
hacia nuestra persona, que en la mayoría de las veces resultamos ser los
modelos para ellos, a si que si en ocasiones nos preguntamos porque nuestros
alumnos se comportan de determinada manera, es porque precisamente nosotros los
miramos así, a la medida que nosotros le demos la confianza a ser como son a
demostrar sus capacidades ellos se irán socializando, se irán involucrando en
sus aprendizajes.
“Los profesores no parecen seguir para planificar su trabajo el modelo
racional que normalmente se prescribe en los esquemas de formación y en la
planificación del currículum”(Sancho, 1990: 101). En la mayoría de los casos
los maestros no guían su trabajo en función de unos objetivos específicos y
rígidos, si no que toman en cuenta las características de sus alumnos, el
contexto en donde se encuentran, para ir adaptando de acuerdo a las necesidades
que se vayan presentando durante el trabajo cotidiano.
“Se sostiene que el
conocimiento (y cuestionamiento) del pensamiento didáctico del profesor es un
elemento insoslayable cuando se aborda un proceso de formación docente, es más
diversos autores (Gil, Carrascossa, Furió, y Martínez-Torregrosa, 1991; Díaz
Barriga, 2002; Monroy y Díaz, 2003) lo articulan dentro de las que consideran
tesis centrales de un programa de formación de profesores”, puesto que:
1. Los profesores tienen
ideas, creencias, comportamiento y actitudes sobre los que hay que conectar
cualquier actividad de formación.
2. Muchas de esas creencias y
comportamientos sobre la enseñanza son críticos, y conforman una docencia de
sentido común, que representa una resistencia fuerte al cambio y se convierte
en un obstáculo para la innovación de la enseñanza.
3. Dicha problemática solo es
superable, como sostendremos más
adelante, si se realizara un trabajo docente colectivo, reflexivo e innovador.
Otro aspecto a considerar para comprender la tarea docente consiste en
ubicar la etapa formativa en que se encuentra el docente y su grado de
experiencia en el campo de la docencia.
Lo que es importante considerar es que
a medida que vamos teniendo contacto con nuestros alumnos y con la
experiencia en el trabajo docente, en el día a día, se vuelve más entendible
nuestra labor y mejora en muchos aspectos.
El gran reto del docente consiste en saber cómo tener en cuenta esos
aspectos tan importantes y mejorarlos de manera positiva y buscar alternativas
para mejorar la práctica educativa.
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